Creo que un punto álgido de la madurez interior es cuando uno cae en la cuenta de que es totalmente prescindible. Normalmente ocurre cuando se ha pasado la adolescencia, etapa demasiado ombligocéntrica como para ver nada. Yo me di cuenta durante los años de carrera, fue como un despertar crudo, de lo más real que me ha pasado en la vida. De repente, ante esa realidad que antes no había considerado, se te tambalea el mundo bajo los pies, un vértigo de abismo te repta dentro de los huesos y te muerde el alma, te angustia.
Tras el vértigo viene el miedo, darse cuenta de que todos pueden vivir sin ti da miedo, de que todos pueden incluso ser feliz sin ti, da mucho mucho miedo. Mucha gente vive, antes de este despertar, creyendo que el mundo gira en torno a ellos, en la familia, en la pareja, en el trabajo, en la amistad... todo el mundo le debe algo, se les debe querer y hacer favores y aguantar el mal humor. Y de alguna manera uno cree que siempre se le echa de menos si no está y que por eso nos necesitan. Pero no es así. Y si lo fuera, el tiempo lo cura todo, hasta la ausencia y también tus hijos y esa persona que te ama en exclusiva podrán vivir sin ti e incluso ser feliz y eso da miedo cuando se ve por primera vez.
Después del vértigo y el miedo vino un sentimiento inexplicable de liberación y de alegría. Liberación porque, aunque cueste verlo, es bueno ser prescindibles, es bueno que el mundo siga sin ti y no condenarlo a tu reducida persona, vivir sin la presión de que las cosas se hundirían si dejásemos de existir (cosa absurda que jamás ocurriría, ya os digo) y por eso mismo surge luego la alegría, porque tienes por vez primera la certeza, nítida, de que todos esos que te aman, te aguantan y te hacen favores no te necesitan, te quieren porque quieren, porque les da la gana, porque quieren tenerte en sus vidas y esa es la mayor muestra de amor, el amor más libre, el único posible. Y la alegría de ser prescindible te lleva a la humildad y a la acción de gracias, a vivir cada segundo con ellos como si fuera el último como una manera de darles las gracias por haberte elegido y por haber elegido seguir ahí.
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