A veces pienso que todos estamos mordidos por la niebla. Todos llevamos una herida profunda que tardamos en descubrir. A veces, los más desgraciados, los clarividentes, la descubren en la adolescencia y se duelen y hacen sufrir mucho a quienes les quieren, que les miran con estupor sin saber qué les pasa. En algunos casos el dolor se mitiga con el paso de los años y se sufre más hacia dentro.
Otras veces, esa herida se descubre de mayor y uno mira el mundo como con desconcierto al principio, mucha tristeza después y, si tienes suerte, llegarás a la penúltima etapa: la misericordia... que es la puerta de la alegría.
Si cada hombre mira hacia dentro y nota que le falta algo, que siempre le falta algo, si le alivia la infinitud del mar, si desea volar para alejarse entre la nubes... si su felicidad siempre tiene un regusto amargo, es que está mordido por la niebla.
Si cada uno es un mapa inmenso de recovecos y runas indescifrables, cuando entro en el colegio donde trabajo y pienso en la carga que yo llevo multiplicada por los mil rostros que veo cada día, de repente todas esas vidas me parecen estar como en una colmena, cada cuerpo cargando con su espíritu mordido, luchando por sonreír cada jornada. Me veo a mí misma en días raros, conteniendo las lágrimas que quieren salir de puro cansancio, de pura dureza en la vida de otros y después del desconcierto de no entender nada miro a los habitantes de mi colmena y me dan ternura, me da vértigo pensar sus batallas y me obligo a sonreír para ayudarles a ganarlas, a hacérselas más llevaderas. Entonces, recuerdo al Dios de los cristianos y recuerdo que nunca en las escrituras la luz ha brillado en el fuerte; que es en la debilidad, en la indefensión, en la enfermedad, en la traición, en la muerte, en lo perdido para siempre, donde brilla la claridad de lo que ellos llaman Gracia, el golpe luminoso que los levante para siempre. Y entonces comprendo que, si tienen razón, estar mordidos por la niebla es una consecuencia, el precio que hay que pagar para que el sol nos brille dentro eternamente.
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