
(21 de febrero de 2020)
- María Eugenia Reyes Lindo
- 23 ene
- 1 Min. de lectura
Hoy después de muchos años he visto mi Sevilla con la luz de la mañana que otros trabajan: el bullicio de los oficios de toda la vida, los músicos callejeros y el olor a café. A veces la vida duele y a veces durante unos segundos deja de doler, como suspendida en el tiempo . Hoy los minutos han desaparecido cuando en las gradas de la catedral he olido la naranja ácida cuando aún está verde, en ese punto perfecto donde los naranjos aún no estallan de azahar y permiten a la naranja amarga hacerse notar con su frescor cítrico, que para mí hoy ha sido miel.
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