Aunque parezca irreal todos nos hemos planteado alguna vez si no vivimos en Matrix o somos el sueño de alguien.
A veces, en la vida de algunas personas se tiene esa misma sensación pero con la suerte de estar al otro lado. La experiencia más cercana a estar en Matrix que he tenido nunca es la de pasar de vivir en Matrix, donde todo es desconcertante, incomprensible, hiriente ... a ser Neo y verlo todo desde arriba y desde dentro, es como despojar al mundo de su máscara y ya nada te importa porque ya nada puede tocarte, nada puede herirte porque su completa comprensión te hace invencible, comprensión no por el conocimiento sino por la belleza. No porque entienda por qué ocurre sino porque es real y eso lo hace hermoso, aunque duela. Por descubrir lo que se esconde tras cada centímetro de tierra, de cada milímetro de alma; es como ver la realidad diseccionada y verla desde arriba y desde dentro al mismo tiempo. Por eso la conoces y la dominas, porque la has desencriptado. Eres invencible. Estás desprendido de todo porque ya no necesitas nada y eso te hace fuerte. De repente nada es imposible y el miedo ya no tiene sentido.
No necesitas nada excepto una cosa: la Luz que te da ese poder y que es gratis, la has recibido y eso precisamente es lo que te hace saberte débil, que todo ese poder no es tuyo, no lo controlas, sólo lo posees en préstamo, a eso se le llama don y es al mismo tiempo tu fuerza y tu debilidad y lo amas apasionadamente porque no sabes cuánto tiempo va a durar esta vez antes de perderlo de nuevo.
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