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María Eugenia Reyes Lindo

BURBUJA (28 Octubre 2017)




La semana pasada alguien me dijo que aunque uno no quisiera a veces la realidad le aplasta. Pierde la fuerza y la capacidad de ver que el mundo no es como parece y acaba ahogándose en lo que parece.

Me ha pasado solamente dos veces en la vida y las dos han sido muy distintas. Una fue muy intensa y dolorosa, por primera vez probé la amargura, el sentimiento del viejo que viene ya de vuelta, resabiado porque ya no espera nada de nadie, porque está cansado de esperar. Y así lo mira todo, teñido, sin darse cuenta de que entonces el injusto es él porque sólo ve enemigos y trincheras. Es el inferno en la tierra.

La segunda vez fue muy tenue, llegó casi sin darme cuenta, así creo que es como la apatía se cuela en tu vida, matando el entusiasmo de puro no poder sostener más la realidad, de estar cansado de no saber cómo ayudar a los que no pueden con su vida, incluso si los problemas no son tuyos, diría más: especialmente cuando los problemas no son tuyos.


Entonces llega la burbuja, el muro transparente que deja fuera a todo el mundo, los quieres pero algo dentro de ti te impide alegrarles porque no hay alegría ni siquiera para ti, te dedicas a mirar el horizonte, sin saber muy bien qué buscas, sólo quieres el vacío pacífico de un cielo azul, de un mar en calma, de donde no llega más información, ya estás saturado de no poder curar las heridas de otros, de verles caminar alirrotos, sólo quieres que te dejen en paz en tu burbuja de desesperanza, de hastío de todo, o se sienten junto a ti en silencio a mirar el mundo con el mismo desconcierto.


Uno no sabe muy bien cómo llega ahí, en mi caso concreto nada puede meterme en la burbuja excepto una cosa. Ni la enfermedad, ni la muerte, ni la pobreza...todas las he rozado. Sólo una cosa me trae la amargura o la burbuja: el amor convertido en otra cosa. El cariño hecho desamor, deslealtad o desgana, apatía... olvido. Una sola cosa saqué de todo esto: el mapa para no volver allí.

Dicen que sólo hay que seguir el rastro de ese núcleo luminoso, que tenemos dentro y que viene de Otro, todos los amores pasarán por el. Esa luz está al fondo pero lo ilumina todo, sólo ella llevará la carga y sólo en ella se puede esperar todo y siempre.


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